HUMAN REMAINS

Este documental, del director Jay Rosenblatt, retrata la vida personal de cinco grandes personajes de la historia, conocidos por la atrocidades que cometieron durante sus dictaduras. Con voz over de actores en el mismo idioma de los personajes, pretendiendo ser la real, retrata la historia de cada uno de ellos , sus gustos, sus preferencias, banalidades sobre su vida, dejando fuera todo aquello por lo cual son reconocidos. Las vidas de Hitler, Mussolini, Stalin, Franco y Mao Tse Tung son “relatadas por ellos mismos”, demostrando así un horror diferente al que nos remiten sus caras.

Creo que de pronto estos retratos nos permiten olvidar lo que significan estos personajes para la historia, a pesar de la corta duración de la película, el momento destinado a cada uno de ellos nos deja ver a los hombres de familia, sus gustos por otras mujeres, vicios como el tabaco o el alcohol, la simplicidad con la que llevan sus vidas, al igual que el resto del mundo.

Si no conociéramos a estos dictadores, parecería un documental acerca de cinco personajes totalmente ajenos a nuestras vidas, tal vez con gustos parecidos a los nuestros, no habría ninguna razón por la cual pensar que estas personas podrían hacer algún mal a nadie. Sería solamente un momento en la vida de estos hombres, insignificantes y normales. La forma real en que percibimos esta película nos hace imposible olvidar el contexto de estos personajes en la historia, es verdad que el tono pretende aminorar el impacto de lo que ya concebimos sobre estos hombres, la sutileza y el tono cómico que maneja nos permite reírnos tal vez de todo, de ellos. Pero creo que al mismo tiempo nos hace tratar de entender qué es, dentro de la vida de estos hombres, lo que falló, porqué, siendo tan normales son capaces de permitir tanta maldad.

Aún no se si es posible deducir la maldad en las personas, es verdad que todos tenemos un poco de eso, pero a pesar de aparentar normalidad, existe, en algunos, esta capacidad de realizar actos atroces en contra de otros seres humanos, sin la necesidad de sentir culpa.