martes, 5 de mayo de 2009

CRÓNICA DE UN VERANO

Con este documental nos podemos acercar a lo que puede ser un análisis de lo que Vertov propone como Kino Pravda ó Cinema Vèritè. Donde el uso de la cámara es esencial para provocar reacciones. En este caso Rouch junto con el sociólogo Edgar Morin, se preguntan si es posible dejar de actuar estando presente una cámara. Lo que representa esta discusión al ser filmada propone, al mismo tiempo, el cuestionamiento de ellos mismos, así como el de nosotros como espectadores. Durante el verano del año 1960, recorremos calles y personajes parisinos con el fin de interpretar diferentes conceptos sobre la vida. Tomando en principio ciertos personajes, a quienes seguiremos a lo largo de meses de filmación, y a quienes podremos ver en diferentes facetas. Uno de estos personajes, Marceline, quien nos muestra su sufrimiento cuando cruza la Paza de la Concordia, y donde claramente podemos ver una puesta en escena, nos relata su historia, la emotividad que refleja durante todo el documental nos permite conocerla, sabemos que es a nosotros a quien se dirige, mira a la cámara, nos mira, y aunque sepamos o no que es la verdad, es lo que pretende que creamos. Vamos descubriendo poco a poco, por medio de estos personajes distintos temas que salen a flote, como la disconformidad con el sistema en que viven los franceses de la clase obrera, visiones políticas, aburrimiento, soledad, desesperación.

Parece ser un cruel enfrentamiento entre estos dos autores con sus sujetos de investigación y su teoría por probar, ellos mismos provocan reacciones con sus preguntas, preguntas que llegan a un cierto grado de intimidad, y que lo que buscan es reacciones verdaderas, las cuales en varios momentos inducen a situaciones incómodas entre sus personajes. Como el momento en que se descubre que el número que Marceline lleva tatuado en al muñeca pertenece al momento en que fue prisionera de un campo de concentración.

Los diálogos de los personajes, así como los comentarios de los autores, pretenden mostrarnos la “realidad” bajo ciertas condiciones. Este acercamiento a los personajes es casi irreal, las reacciones de algunos de ellos podrían ser fruto de la presencia de la cámara, sus revelaciones y secretos, sus tristezas parecen salir de muy dentro de ellos para que el mundo los conozca, quieren ser reconocidos, cada uno de ellos es un actor, que interpreta a un personaje.




Muchos otros cineastas se guiaron con esta forma de hacer cine, recordando a Rouch en cada una de sus películas, estos son dos casos de cineastas que se inspiraron en Rouch y decidieron tomarlo como ejemplo, así como sus técnicas de filmación.

Como si…

Mosso Mosso, de Jean-André Fieschi, es un encuentro con Jean Rouch, en lo que para él era una forma de vida y al mismo tiempo de hacer cine, “Al hacer “como si, se está mucho mas cerca de la realidad”. Jean Rouch y sus amigos hacen como si estuvieran haciendo una película llamada “La vache Merveilleuse” (The fabulous cow).



Ayautla

Este documental de José Rovirosa, nos muestra la capacidad para el trabajo en una comunidad cafetalera, la influencia del dueño de la empresa local, y el alto índice de mortalidad infantil, en Oaxaca, México.
Las similitudes que encontramos con el antropólogo cineasta Jean Rouch, es la aplicación de la técnica de filmación y de edición. Es un documental que rinde homenaje a Rouch.

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