jueves, 5 de febrero de 2009

GLAS

La música y la mezcla con el ruido de las maquinas junto con el montaje de este documental nos remite a casi un baile, en el que diferentes personajes y las actividades que se desempeñan siguen una coreografía. El proceso de fabricación del vidrio de una forma diferente, sin la necesidad de una narración y sin una descripción de lo que esta pasando. Todo el tiempo mantiene un tono relajado, al ritmo de la música, las imágenes son extraordinarias por si solas, las iluminación nos adentra al mundo de estos trabajadores, el realizador (Bert Haanstra) nos muestra a cada personaje como individuo, interactuando con las maquinas, uno depende del otro.

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